Lo mejor que ver en Rabat (incluye la kasbah de los Oudayas)
Habíamos disfrutado enormemente tanto de la ciudad de Fez como de Meknés por lo que continuar el viaje se nos hacía algo pesado (nos hubiéramos quedado más tiempo en ambas) pero claro, debíamos proseguir con la siguiente ciudad a visitar. Rabat, capital de Marruecos, merecía todos nuestros respetos. Deseábamos visitar su zoco y la famosa kasbah de los Oudayas.
El paseo, porque eso fue, en tren desde Meknés a Rabat resultó muy agradable. Dos horas y media de trayecto por apenas 69 Dirhams (∼7 €) cada uno en 2ª clase no está nada mal. Máxime viendo el estado del tren y de las estaciones: impolutas. Y es que todas las estaciones de tren que vimos en Marruecos estaban muy organizadas y limpias. Lo mismo aplica a los propios trenes.
Al llegar a Rabat lo mismo de casi cada día de viaje, buscar transporte hacia nuestro alojamiento. En nuestro caso íbamos a dormir en un apartamento de la ciudad así que teníamos indicaciones precisas sobre como llegar. Un breve trayecto de 10 minutos en taxi (6 Dirhams – 0,6 €) nos dejó a la puerta del apartamento. Todo fácil y sin agobio alguno.
El día era joven y nosotros teníamos ganas así que dejamos las cosas «en casa» y salimos prestos a pasear la capital de Marruecos y descubrir lo más interesante que hay que ver en Rabat.
¿Qué ver en Rabat?
• Kasbah de los Oudayas
La kasbah de los Oudayas (Patrimonio de la Humanidad) se sitúa en uno de los extremos de la ciudad que linda con el mar por lo que podemos deducir que tenía función de protección. Obviamente, lo que en un inicio era un simple fortín se convirtió en una ciudadela con todas las de la ley. Su habitación comenzó en el siglo XII por los Oudayas, una tribu expulsada de la ciudad de Fez. En sus orígenes se trató de una fortaleza donde los almohades se habían establecido previamente.
Probablemente accedimos por la puerta equivocada para llevarnos la mejor de las sensaciones pero tampoco fue mala elección visitar en primera instancia los jardines de la kasbah de los Oudayas. Recuerda en un primer momento a La Alhambra en Granada tanto por su estilo arquitectónico como por su quietud, frescor y verdor. Unos jóvenes tocando la guitarra en un lado del jardín, parejas paseando, unos curiosos gatitos merodeando por ahí … muy agradable el rato que pasamos en los jardines, sí señor.
Nada más cruzar el patio principal nos perdimos en el interior de esta zona amurallada. Un laberinto de estrechas callejuelas pintadas de azul y blanco al más estilo andaluz nos conduce hasta el mar, hasta la desembocadura del río Bou Regreg desde donde obtener unas magníficas vistas de parte de la costa de Rabat.
• La Medina de Rabat
De visita obligatoria la medina de Rabat es Patrimonio de la Humanidad desde el año 2012. Accedimos a ella por la zona oeste (más cercana a la kasbah de los Oudayas) atravesando la puerta Bab El Alou. La Medina da acceso al zoco por donde se puede pasear con total tranquilidad sin el más mínimo problema. Apenas vimos nada interesante para comprar pero el ambiente y autenticidad de este zoco es realmente impresionante y permanece como uno de los más agradables y auténticos de cuantos hemos visitado en Marruecos.
• Playa de Rabat
Nuestro apartamento se encontraba situado al sur del gran cementerio de los Mártires Revolucionarios por lo que cada mañana paseábamos siguiendo la línea de costa. Justo frente a la necrópolis, el mar bate con fuerza y las playas que se suceden son de rocas.
La playa más popular de Rabat es la que se encuentra a los pies de la kasbah de los Oudayas pues posee forma de media luna con rompeolas que permiten a turistas y locales bañarse con seguridad. Vimos algún restaurante y pocos servicios más. Aún así si tuviéramos que recomendar una playa sería esta.
Al otro lado de la kasbah, ya en dirección norte, encontramos un agradable muelle por el que pasear tras deambular por la Medina y disfrutar de un zumo de naranja natural y un crep de chocolate a precios realmente baratos. En este punto sentíamos como modernidad y tradición pueden ir de la mano, no en vano tenemos una zona de esparcimiento junto a la kasbah de los Oudayas o la medina de la ciudad.
• Necrópolis de Chellah
Situada a escasos kilómetros de Rabat esta necrópolis encierra una gran historia por descubrir. La tal conocida como necrópolis no es solo eso si no que fue también el principal asentamiento en la zona de fenicios, cartagineses, romanos y árabes en sucesivos momentos de la historia. Todo ello influenciado por la cercanía de la desembocadura del río y su privilegiada situación frente al océano Atlántico.
La necrópolis de Chellah posee una muralla que la protegía, que aún hoy es visible, además de dos torres de forma octogonal a cada lado en su acceso principal. Según se avanza, ya en el interior del complejo, podemos ir viendo construcciones típicas como el capitolio, foro o termas en una estructura similar a la que ya habíamos visto anteriormente al visitar Volúbilis. La entrada a la necrópolis de Chellah cuesta 10 Dirhams por persona.
• Mausoleo de Mohamed V
Se trata de uno de esos lugares que te llaman poderosamente la atención cuando lo ves en internet pero más aún cuando estás allí sobre el terreno. Indudablemente, uno de los lugares más fotogénicos de Rabat. En este mausoleo, construido principalmente en mármol, descansan los restos no solo del mandatario Mohamed V sino también de dos de sus hijos (el rey Hassán II y el Príncipe Mulay Abdallah).
Un lugar de peregrinación en el que reina la más absoluta tranquilidad y en el que, además del precioso y ceremonioso mausoleo, nos encontramos una suerte de plaza llamada Yacoub Al Mansour frente a la que se encuentra la inmensa torre de Hassan (en parte similar a la Giralda de Sevilla). Lamentablemente la torre se encontraba en obras por lo que no pudimos acceder a su interior.
Riad recomendado en Rabat
Muchas veces buceamos en la red en busca de ofertas o de un lugar donde alojarnos una vez nos acercamos a la fecha de llegada. Lamentablemente con Rabat dimos en hueso, nos encontramos con que casi todo estaba con el cartel de completo por lo que nos vimos obligados a recurrir a un apartamento (vivienda vacacional) para encontrar dónde dormir en la capital del país.
Así fue como tras mucho buscar dimos con nuestro lugar muy cerca del mar y a escasos minutos a pie de la medina. El desayuno no estaba incluido en el precio pero encontramos un supermercado cercano donde hacer acopio de provisiones. Además, en los alrededores habían cafés y múltiples restaurantes a pocos minutos a pie de distancia por lo que en ese aspecto no había mayor problema.
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