Tren a Varanasi, nuestra primera experiencia en tren en India

Tras visitar los Templos de Khajuraho, especialmente conocidos por sus representaciones eróticas, almorzamos tranquilamente en un pequeño restaurante de nombre español (Casa Manolo) en la ciudad de Khajuraho. Sobre las dos y media de la tarde partimos hacia la vecina ciudad de Satna para allí tomar nuestro tren a Varanasi, también llamada Benarés, la ciudad cruzada por el mítico río Ganges. El lugar más sagrado de los hindúes.

Nos separaba de ella una experiencia en tren nocturno en India. Nos encontrábamos con fuerzas y ganas de vivir en nuestra propia piel eso de viajar en tren en India. ¿Sería tan horrible como cuentan algunos? ¿Encontraríamos gente ocupando nuestra litera al llegar? ¿Habrían ratas y cucarachas? ¿Podríamos dormir un poco?

Mapa India Satna Varanasi

El trayecto de Khajuraho a Satna

Nunca antes habíamos oído hablar de un lugar llamado Satna. Apareció en nuestro plan de ruta gracias a nuestro amigo Mahendra. El fue quien decidió que nos trasladáramos desde esa ciudad a Varanasi en tren. La carretera desde Khajuraho a Satna era mala, malísima. Se encontraba en obras por los que tuvimos que recorrerla desesperadamente despacio. Tardamos 3 horas en cruzar los 110 km que separan Khajuraho de Satna. Agotador. Al llegar a Satna buscamos la estación de tren no sin antes perdernos varias veces por el centro de la ciudad pues resultó ser bastante caótico, además nuestro conductor no sabía exactamente cómo acceder a la estación. Como preguntando se llega a Roma, solo necesitamos un par de direcciones erróneas para al final llegar correctamente a la misma.

Los alrededores de la estación de Satna eran absolutamente caóticos. Un gran movimiento comercial y de gente. La típica estampa de la verdadera India. No veíamos ningún extranjero pero si gente durmiendo en el suelo, animales campando a sus anchas, suciedad por todos lados, ruido y mucho calor. En el último giro hacia la estación llamó especialmente nuestra atención una montaña de basura sobre la cual había alguien durmiendo y parcialmente tapado con una manta. En ese momento recordamos las palabras de una amigo que había estado en India «ves gente tirada en la calle y no sabes si está viva o muerta«. Pensábamos que se trataba de una gran exageración sobre India pero no. Es cierto. Algunos impactos de la India son brutales.

Satna Estación de tren

Sacamos nuestras mochilas del coche y nos despedimos de nuestro conductor Om rodeados por cinco indios que, probablemente, no tuvieran nada mejor que hacer sino mirarnos. Resultó un poco intimidante. Nosotros dos estábamos agradeciendo a nuestro conductor su servicio y cinco personas con los brazos cruzados nos miraban fijamente. La curiosidad de India. No trataron de vendernos nada, tampoco nos pidieron nada, simplemente observaban y escuchaban la conversación. Resultó incómodo. Agradecimos a Om su trabajo haciéndole entrega de una propina y nos adentramos en la estación. Observamos unos listados de personas justo a la entrada pero fuimos incapaces de descifrarlos no obstante intuimos que se trataban de las famosas listas de espera de los trenes indios.

Estación de tren de Satna

La mismísima entrada de la estación fue otro shock. Estaba repleta de gente tirada por un suelo realmente sucio. Los mirábamos y parecía que pudieran llevar meses allí echados con todas sus pertenencias esperando que llegara un inexistente tren. Miramos nuestros billetes de tren y nos dirigimos al andén que indicaban. El olor del interior de la estación dudo que podamos olvidarlo algún día. Un fuerte olor a amoniaco comenzó a entrar por nuestras fosas nasales. No podía ser ¿tanta gente había orinado en los diferentes andenes? No había otra explicación.

No solo había gente por todos lados ¡sino también vacas! Recorriendo la estación, caminando por los andenes, … Ellas y sus excrementos estaban presentes por toda la estación. Para nuestra suerte el tren que debíamos tomar a Varanasi venía con varias horas de retraso, así que nos dio tiempo a documentar un poco la estación de tren que tanto nos estaba impactando.

Estacion tren india

Tren a Varanasi, nuestro primer tren en India

Si ese era el panorama fuera del tren, el interior del mismo comenzaba a preocupar a Yolanda. Era nuestra primera experiencia en un tren indio y temíamos todas las cosas que habíamos leído sobre los viajes en tren por India (suciedad, cucarachas, gente ocupando tu cama, …). Al mismo tiempo creíamos que al tener reserva en clase AC2, es decir 2ª Clase con aire acondicionado, el trayecto sería más llevadero pues esa y primera clase son las mejores (esta última suele agotarse rápidamente). Mientras llegaba el tren pensábamos en lo mejor y lo peor que podríamos encontrarnos. Como mínimo esperábamos que fuera como el tren que tomamos en Tailandia de Bangkok a Surat Thani para llegar hasta la isla de Koh Samui.

Viajar en Tren India

No pensábamos comer nada que nos ofrecieran dentro del tren, ni tampoco tener que usar el baño. Así que durante la espera utilizamos los servicios de la estación. Una opción desagradable pero la otra eran las vías del tren. Compramos también nuestra cena. Dos paquetes de galletas que, junto un paquete de frutos secos y una botella de agua que teníamos del día anterior, fueron nuestra última comida del día.

¿Cómo saber qué tren tomar en India?

En nuestro andén había una pantalla donde aparecía el nombre del tren que se estaba aproximando. Comprobábamos una y otra vez que no era el nuestro pero también lo confirmábamos con las personas que estaban a nuestro alrededor preguntando. Nuestro tren a Varanasi venía con retraso y como iban pasando trenes temíamos que alguno de los que estábamos dejando marchar fuera el correcto. Finalmente, tras dos horas de retraso llegó pero no por el lado del andén donde esperábamos sino por el de al lado. Así que hay que estar muy atento. Lo abordamos sin problema fijándonos en el números de nuestro vagón.

Una vez en el interior buscamos nuestro compartimento según el número de nuestra reserva. Encontramos dos literas de dos alturas una frente a la otra. Un compartimento para cuatro personas en el que por el momento habían ya tres sentados y al llegar nosotros, cinco. Alguien sobraba y no era ninguno de nosotros dos. Saludamos y nos acomodamos en la parte baja de nuestra litera junto con una señora. A simple vista el lugar no tenía mala pinta. Parecía limpio aunque al no ser Satna el punto de origen del trayecto en tren tanto sábanas como almohadas habían sido usadas. Tenían un color y un olor especial.

Tren a Varanasi

Aprovechamos cuando la señora que estaba a nuestro lado se levantó y salió del compartimento para comenzar a acomodarnos en la que era nuestra litera. Nuestro plan indiscutible era el manido «quién se fue a Sevilla perdió su silla» porque no teníamos intención de pasar nueve horas de viaje de tren a Varanasi sentados en una litera con la señora de acompañante. Nos acostamos cada uno en su cama y apartamos la ropa de cama usada. Nos abrigamos e intentamos dormir. El sonido del ventilador (habíamos reservado con air acondicionado pero nos tocó ventilador, «this is India») junto con el de los vendedores ambulantes que durante toda la noche pasaron ofreciendo comida y té chai nos impidieron caer en un sueño profundo. Sin embargo, algo pudimos descansar.

Llegamos en tren a Varanasi a las 6 de la mañana y allí nos recogió uno de los conductores del hotel donde nos hospedamos para llevarnos directamente a nuestro alojamiento a la ciudad. ¡Bienvenidos a Varanasi!

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