Las salinas de Janubio, producción artesanal de sal en Lanzarote

Visitar Lanzarote supone disfrutar de una gran variedad de paisajes. Es una suma de singularidades que la convierten en una isla única en el mundo. Playas de ensueño, pueblos y volcanes hacen de Lanzarote un destino perfecto. Si además sumas a todo lo anterior la visita de las salinas de Janubio, comprenderás mucho mejor este pequeño trozo de tierra situado en el Atlántico.

Visitar las salinas de Janubio permite conocer el comercio de la sal, su producción y la vida de los salineros, uno de los oficios históricos en la isla. Su evolución y desarrollo en el sur de Lanzarote ha contribuido al despegue socioeconómico y cultural de una isla castigada por sequías y eventos naturales, como por ejemplo el vulcanismo histórico acontecido durante siglos y destacando Timanfaya como referente.

Monumento a las salinas en Lanzarote

Pirámides de sal en las Salinas de Janubio en Lanzarote

Antecedentes históricos sobre la sal en Lanzarote

Como no podía ser de otra manera, en un territorio insular como Lanzarote la historia de la sal se remonta tiempo atrás. Los antiguos aborígenes de la isla ya hacían uso de ella cuando, durante la bajamar, se formaban charcos en la orilla y la sal poco a poco se dibujaba en sus bordes. Una vez concluida la conquista de las islas Canarias, la industria salinera comenzó a florecer estimulada por la actividad pesquera en las costa de África.

Tan importante fue la sal que en Lanzarote se llegaron a contabilizar hasta 26 salinas activas. Lamentablemente a día de hoy solo continúan en funcionamiento las de Janubio, son las únicas salinas en producción en la isla de Lanzarote.

Salinero trabajando en Lanzarote

Visitar las salinas de Janubio, ruta guiada recomendada

Situadas muy cerca del núcleo turístico de Playa Blanca, las salinas de Janubio son uno de los reclamos turísticos que recomendamos visitar durante cualquier viaje a Lanzarote. Se trata de las salinas más extensas de toda Canarias. Además de ser visualmente muy atractivas, conforman un Espacio Natural Protegido de gran relevancia económica, etnográfica y natural.

Esto último es importantísimo pues las salinas de Lanzarote albergan una rica biodiversidad en las que las aves migratorias destacan especialmente. Los amantes de la ornitología disfrutan avistando especies nidificantes como la cigüeñuela común (Himantopus himantopus) o el bisbisa caminero (Anthus berthelotii) próximas a la laguna de Janubio, junto a otras menos frecuentes en esta latitud geográfica.

Detalle de sal en Janubio

Visitar las salinas de Janubio es muy sencillo. Abren al público de lunes a viernes ofreciendo varios horarios para realizar una ruta guiada por sus instalaciones. Por lo general lo mejor es reservar previamente para hacer la visita aunque nosotros conseguimos plaza presentándonos allí un rato antes del inicio. Más info y reservas en la web oficial > aquí.

Tras la presentación e introducción a la historia de la sal por parte de la guía, comenzamos a caminar entre muros de piedra, tajos y cocederos. Algunos en uso y otros abandonados. No toda la superficie que ocupan las salinas de Janubio están en funcionamiento. El espacio pertenece a diferentes familias, algunas de las cuales no las trabajan desde hace varios años. Actualmente la capacidad de producción es de un escaso 20%.

Tajos de sal en las salinas de Janubio

Caminando entre mantos de oro blanco

Avanzamos hacia el corazón de las salinas, en dirección a la laguna de Janubio, que fue parcialmente cerrada por una lengua de lava proveniente de las erupciones de Timanfaya entre los años 1730-1736. Paseamos entre alfombras de color ocre, blanco y rosado. Entre montañas de sal que son todo un símbolo de la identidad local en el que hombre, mar y tierra se dan la mano.

La estructura básica es la habitual en otros lugares. Identificamos la preciosa laguna de la cual se extrae el agua. Un poco más allá los antiguos molinos que servían para bombear el agua salada hacia un canal que lo distribuía hacia distintos estanques de pequeña profundidad. El resto podría parecer simple, esperar a que el sol y el viento evaporen el agua y aflore la sal.

Visita a las salinas de Lanzarote

Molinos de viento en las salinas de Janubio

Pero como suele ocurrir la mano del hombre es la que aporta el valor añadido de este histórico oficio. Hay que mover, amontonar y recoger la sal. Arreglar muretes de barro o cerrar pasos de agua a los conocidos como cocederos. Todo ello bajo el implacable sol de Lanzarote. No es trabajo fácil, de eso no hay duda. Estar un rato en las salinas hace que notemos el resplandor de tanto blanco; no querríamos imaginar trabajar allí.

Durante la ruta guiada bordeamos algunos tajos de intenso color rosa debido a la presencia de un pequeño crustáceo de color rosáceo, la Artemia salina. Un pequeño ser vivo capaz de vivir en ambientes hipersalinos en los que muy pocas especies pueden prosperar.

Sal rosada en Lanzarote

Como vemos, las salinas también son importantes por la biodiversidad que atesoran, sustentada en la abundancia de pequeños organismos que sirven de alimento a las aves que las visitan. Resulta importante mencionar también la presencia de un alga (Dunaliella salina) cuya abundancia logra colorear de rojo el agua de la salina. Un organismo tiene particular interés para la industria alimentaria y cosmética por su elevado contenido en betacaroteno y glicerina.

El ecosistema, la cadena trófica, implica desde seres casi imperceptibles a simple vista a aves de mayor o menor tamaño (hasta 70 especies se han catalogado junto a 93 de flora vascular). Todo ello forma un verdadero laboratorio biológico gracias a los niveles de protección que tiene.

Visita con niños recomendada en Lanzarote

Tras el recorrido a pie hasta la laguna de Janubio pasando los diferentes tajos y cocederos, deshacemos el camino andado en dirección a la bodega de Janubio (punto de inicio de la ruta guiada). En su interior descubrimos el lugar donde se deposita la sal para posteriormente ser vendida en diferentes puntos de Lanzarote.

La visita concluye en el interior (ya resguardados del sol) con una pequeña degustación de sales acompañados de diferentes sabores (chimichurri, for de sal, sal gruesa y sal con mojo rojo). Sin duda, una sabrosa forma de poner punto y final a una interesante visita con niños en la isla de Lanzarote.

Cata en Lanzarote

Miradores para ver las Salinas de Janubio

Las salinas de Janubio se disfrutan aún más tras el recorrido y las explicaciones que se dan durante la ruta guiada. Dicho esto, si lo que quieres es la foto hay dos puntos desde donde poder sacarla. Uno de ellos se localiza en el exterior del restaurante del Mirador de las Salinas (este es un buen lugar donde parara a comer productos locales).

Sin embargo, para nosotros la mejor perspectiva se obtiene desde la carretera LZ-701 en dirección Playa Blanca. A lo largo de la vía encontrarás un pequeño apartadero donde dejar el coche. Has de caminar 20 metros y podrás disfrutar desde las alturas tanto de las salinas como de la laguna de Janubio.

Mirador de las Salinas de Janubio

Laguna de Janubio en Lanzarote

• Excursión por el norte de Lanzarote

• Excursión por Timanfaya y los Jameos del Agua

• Tour de viñedos y bodegas por La Geria

Otras publicaciones sobre Lanzarote que te pueden interesar

      Deja un comentario

      Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

      Suscríbete a nuestra newsletter

      Regístrate para recibir todas las novedades de La Gaveta Voladora