La playa de las palomitas en Fuerteventura, el espectáculo de los rodolitos

Fuerteventura es, entre las islas Canarias, la que presenta la costa más paradisiaca. Sus extensas e impresionantes playas de arena dorada son el edén para los que buscan la felicidad junto a la orilla del mar. Afortunadamente, la diversidad de la isla es tanta que entre los paraísos costeros encontramos uno muy especial y extraordinario. Popularmente conocida como la playa de las palomitas de maíz es sinónimo de uno de los espectáculos naturales más notables que hay en las costas majoreras.

En la franja de litoral comprendida entre El Cotillo y Corralejo encontramos unos peculiares paisajes que hasta ahora se habían mantenido intactos frente a la presión del hombre y que constituyen otro de los valores naturales que ver en esta isla Reserva de la Biosfera. Por ello nos atrevemos a decir que la playa El Hierro (o de los rodolitos) en Fuerteventura es un lugar de visita obligatoria en tu viaje a la isla.

Playa El Hierro en Fuerteventura es conocida como la playa de las palomitas de maiz

Insólitas playas en la costa norte de Fuerteventura

La costa norte de Fuerteventura, la orientada hacia el estrecho de la Bocaina (el brazo de mar que la separa de la isla de Lanzarote), es una costa baja y de poca profundidad ocupada principalmente por amplias rasas de rocas sobre las que rompen las olas. Con la bajamar quedan al descubierto apetecibles charcos naturales que nada tienen que envidiar a las playas que ocupan gran parte de la isla.

Al igual que el resto de la isla esta zona es seca, con poca vegetación pero de una riqueza marina importante. El acceso a la costa norte de Fuerteventura se hace a través de pistas de tierra que te trasladan a un pasado no tan lejano en el que el asfalto no era tan común como lo es ahora. Bien desde el pueblo de Lajares o desde Corralejo se puede llegar hasta el pequeño pueblo de Majanicho, un remanso de paz que cuenta con una tranquila playa de aguas transparentes (esto es marca de la casa).

Pueblo de Majanicho en Fuerteventura

Caleta La Seba, cubierta por algas marinas

En los alrededores de la costa de Majanicho es habitual que se acumulen los materiales que el mar arroja. Algunos nos los manda de vuelta en forma de basura mientras que otros son tan comunes como ciertas algas que se desprenden con temporales o batida de mar. Estas últimas son reunidas y depositadas de forma natural en la orilla formando un paisaje único, especialmente por su intenso olor (para unos huele a mar, para otros a podrido).

El baño no resulta apetecible en estas playas donde este proceso, que en el pasado era muy habitual en la mayor parte de las costas canarias, ha ido desapareciendo como consecuencia de la progresiva alteración de los litorales y de sus fondos. Las algas acumuladas en la orilla que se observan en la imagen pueblan los fondos someros que se encuentran entre Fuerteventura, Lanzarote y el islote de Lobos, y completan su papel biológico mediante una lenta descomposición en la costa.

Playa llena de algas en Fuerteventura

Costa llena de algas desprendidas por los temporales

Pero es que aún hay más. En los alrededores de Caleta La Seba es posible disfrutar de restos fósiles en las mismas piedras por las que tenemos que transitar. Algo poco común en otras islas Canarias. Hay que recordar que Fuerteventura es la isla más antigua del archipiélago y que en esta caleta es posible reconocer evidencias de fenómenos que dieron lugar a la formación del archipiélago.

Desde el punto de vista paleontológico, Fuerteventura es la isla más importante de las Canarias y en esta zona no es raro la observación de fósiles, principalmente moluscos, en conglomerados de origen marino que resultan muy llamativos por ser poco frecuentes en otros lugares (quizás solo los alrededores de las Cuevas de Ajuy estén a la altura). Pero las singularidades de la zona norte de la isla no acaban aquí.

Fósiles en rocas en una playa del norte de Fuerteventura

Playa El Hierro, la playa de las palomitas en Fuerteventura

Las rasas rocosas del litoral del entorno de Majanicho suelen estar coronadas por unas curiosas playas de deslumbrante color blanco (principalmente las playas de El Hierro y del Bajo de la Burra). Sorprendentemente no son de arena dorada, sino que están formadas por los restos de pequeñas algas calcáreas, cuyo aspecto y tamaño recuerda a lo que en Canarias llamamos «cotufas» (Tenerife) o «roscas» (Gran Canaria), y que la globalización está reemplazando por «palomitas de maíz» o incluso «popcorn» en su vocablo anglosajón.

En los fondos casi superficiales de toda esta zona son muy comunes unas algas rojas que los pescadores canarios denominan «confites» o «anises» (y que, técnicamente, se conocen como rodolitos) cuyas células contienen carbonato cálcico por lo que adquieren el aspecto de pequeños coralitos. Pero no son corales, no son colonias de animales; se trata de verdaderas plantas, de un particular grupo de algas coralinas, y como tales realizan la fotosíntesis.

Cartel Playa El Hierro

Cuando los rodolitos están vivos tienen llamativos colores que varían entre el rosado al violeta, y viven libres, desplazados y rodando por los fondos a merced de las corrientes, por lo que, aunque sus formas son muy variadas, terminan adquiriendo un contorno globoso. Tienen un crecimiento muy lento, del orden de pocos milímetros al año, de modo que cada rodolito que observamos en la playa de las palomitas e Fuerteventura tarda en formarse varias decenas de años.

Así, los rodolitos vivos se acumulan en los fondos formando agregaciones conocidas como «lechos de rodolitos» que pueden tener varios centímetros de espesor, configurando formaciones de una elevada importancia ecológica (son lugar de refugio, alimentación y cría de muchas especies de la flora y fauna marinas) y están presentes por todos los mares del mundo, desde los fondos someros hasta más de un centenar de metros de profundidad.

Rodolitos en la playa El Hierro en Fuerteventura

Los fondos del estrecho de la Bocaina no suelen superar los 10 metros lo cual permite que se desarrollen importantes lechos de rodolitos a partir de apenas 2 metros. Algunos de estos rodolitos vivos llegan a medir hasta 15-20 cm. de diámetro pero son los ejemplares más pequeños que los que son arrojados a la orilla por los temporales. Una vez fuera del agua se secan y mueren, acumulándose en las playas para comenzar a padecer un lento y prolongado proceso de erosión que termina degradándolos a pequeños granos de carbonato.

Aún siendo los rodolitos unos organismos tan habituales en todos los mares del mundo lo que resulta mucho más excepcional es que se acumulen fuera del mar formando playas como las de El Hierro en Fuerteventura (o cualquiera de las calas que hay entre El Cotillo y Corralejo). En Canarias encontramos, una vez más, un paisaje casi único en el mundo que debemos apreciar y proteger (esto último es importante pues a mayor número de visitantes, mayor degradación).

Playa El Hierro, mostrando los rodolitos, en Fuerteventura

La curiosa playa de El Hierro es un extenso depósito de rodolitos acumulados a lo largo de cientos de años. Los rodolitos que observamos mientras caminamos por la playa tienen tamaños relativamente uniformes, de entre uno y tres centímetros de diámetro, y se agrupan sobre una base arenosa con densidades de hasta unos cinco mil rodolitos por metro cuadrado.

Forman así un insólito paisaje de un intenso color blanco como la nieve, que se ve irregularmente alterado por la presencia de pequeñas piedras negras de origen volcánico. Por ello no es de extrañar que a un turista se le ocurriera la idea de denominar a la playa de El Hierro «playa de las palomitas de maíz» (Popcorn Beach) hace unos años.

Rodolitos entre las manos en el playa El Hierro en Fuerteventura

Mezcla de rodolitos y piedras en una playa de Fuerteventura

PopCorn Beach, la maldición de la popularidad

La primera vez que esta maravilla natural apareció en redes sociales fue acompañada del hashtag #PopCornBeach. Desde entonces se ha vuelto viral desencadenando un aluvión de visitantes que comparten sus imágenes con la misma etiqueta popularizándose como visita turística la playa de las palomitas en Fuerteventura.

Desafortunadamente las consecuencias de esta trepidante popularidad no están siendo las deseadas para este entorno tan reducido y frágil. Son muchos los no se conforman con visitarlas sino que se llevan los rodolitos a puñados (incluso en bolsas) como recuerdo, lo que constituye un claro atentado al patrimonio natural de la isla.

Rodolitos en la playa de El Hierro en Fuerteventura

Algunas estimaciones han calculado un expolio del orden de 10 kg. mensuales de rodolitos extraídos de lugares como esta playa de las palomitas en Fuerteventura. De ello hay detallada constancia en el aeropuerto de la isla donde se han llegado a acumular cientos de kilos incautados a turistas que intentaban sacarlos de la isla como recuerdo. Una auténtica tragedia medioambiental.

Este tipo de playa en Fuerteventura es extraordinaria por su singularidad. Aunque poco apropiadas para el baño son, sin embargo, magníficas para la fotografía por su luminosidad. Desde luego que merece una visita pero siempre de forma respetuosa dejando los en la propia playa. Es la manera de preservar libre de alteraciones estos insólitos ambientes que nos ofrece la naturaleza y conservarlos en el tiempo para que todos podamos disfrutar de ellos.

Costa orgánica formada por conchas

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