Kayak en Ålesund, un paseo por los fiordos
Los viajes a Noruega suelen ser una experiencia interesante. Visitar ciudades como Oslo, Bergen o Stavanger así lo demuestra, sin embargo, en este país es posible combinar el turismo de ciudad con uno algo más activo. Hacer kayak en Alesund (más correctamente escrito como Ålesund) es claro ejemplo de ello.
Pongámonos en situación. Mes de octubre y yo forrado con varias capas de abrigo pues había viajado desde Tenerife temeroso como pocas veces antes. Iluso de mi pensé que con la latitud tan al norte que tiene Ålesund iba a pasar frío pero nada más lejos de la realidad. Los días anteriores durante mi breve visita de 1 día a Oslo o el paseo que di por el pequeño pueblo de Vik y su iglesia de madera había pasado hasta calor, unos pantalones cortos no me hubieran venido nada mal.
Una vez más (y ya eran varias), al llegar a Ålesund, el día lucía espléndido. El cielo azul acompañaba a un sol que más que abrasar templaba el cuerpo dando una sensación de calorcito primaveral (otoñal en este caso) de lo más agradable. Si a esto le sumamos un mar en calma ya puedes imaginar que se daban las condiciones perfectas para gozar de una de esas actividades que tanto me gustan; me esperaba un paseo en kayak por los fiordos.
Ya me lo habían dicho en la oficina de turismo minutos antes, no hay mejor manera de ver Ålesund y sus islas cercanas que desde el mar. Así que no me quedó más remedio que recoger el guante y aceptar la propuesta de hacer kayak en Ålesund que, dicho sea de paso, me hacía especial ilusión. Ahora bien, una pequeña confidencia, inicialmente me habían sugerido hacer SUP (Stand Up Paddle) pero eso de tener muchas papeletas de caerme al agua no me hacía una gracia especial porque el tiempo era perfecto pero el mar estaba muy frío.
El plan era simple. Primero recibiría unas nociones básicas de navegación en el interior del canal marino Ålesundet aprovechando que las aguas estaban totalmente calmadas para, después, remar libremente. ¡Qué ganas!
Navegando en un fiordo, kayak en Alesund
El reloj marcaba las 11 de la mañana, canal en calma, cámara de fotos y móvil en bolsa estanca, chaleco salvavidas en una mano y remo en la otra, indicaciones teóricas de 10 minutos. No había mucha más ciencia, tan solo había que tener en cuenta que el kayak va provisto de dos pedales que ayudan a la hora de dirigir la embarcación a derecha e izquierda, curiosamente el timón lo llevaba a mis pies. Era hora de dar los primeros pasos hacia el kayak en Alesund.
Uno a uno mis compañeros iban embarcando de manera ordenada. El nerviosismo ganaba terreno pues ya no hacían bromas, todos estábamos prestando atención. Se notaba que a nadie le apetecía un chapuzón a esas horas del día.
Llegó mi momento, era mi turno. Me senté sobre el pantalán, me acercaron mi embarcación, metí una pierna, la otra y me deslicé dentro pero sin soltarme de tierra firme, no pensaba moverme sin mi remo. El instructor me alcanzó la pala y con un leve impulso me puso en marcha. Parecerá raro pero la emoción fue increscendo, era la primera vez que navegaba por un fiordo y todo estaba siendo perfecto.
En unos 15 minutitos ya estaba habituado al movimiento coordinado que implica remar y dirigir el kayak con los pies. Poco a poco me fui alejando del punto de partida dirigiéndome hacia el norte, hacia el puente Hellebroa. Durante esos primeros compases mi objetivo estaba fijado en coordinar el remo y los pedales, no había tiempo para las fotos hasta que ganase en seguridad con el kayak en Alesund.
Apenas nos cruzamos con barco alguno, muchos de ellos estaban varados debido al cercano final del otoño. La cosa estaba tranquila en el canal pero en tierra las terrazas bullían de actividad, se intuía que el sol llama al noruego a salir de casa.
Poco a poco avancé por el canal hasta llegar al fiordo. Estaba emocionado. Me encontré en el fiordo a mi placer, remaba de aquí para allá sin alejarme demasiado no fuera que tuvieran que venir a buscarme o que pasara un barco más grande y me hiciera volcar con el oleaje que deja tras su paso. No me cansaré de decirlo, la experiencia de kayak en Alesund estaba siendo impresionante y como viene siendo habitual, cuando mejor está siendo el sueño suena la alarma que te devuelve a la realidad.
En este caso en lugar de alarma fue una voz que se propagó como un eco a lo largo del fiordo, una voz que nos llamaba a puerto. Punto y final a la experiencia disfrutando de las últimas paladas de vuelta hacia el pantalán.
Me gustó muchísimo la experiencia, seguramente gracias a la quietud del fiordo y al día tan agradable del que había gozado. Me prometí volver a disfrutar de una actividad como esta. El cuándo no lo sé pero el cómo está claro que debe ser como en Ålesund, como en Noruega.
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• Este viaje a Noruega forma parte de la campaña #FiordosNoruegos organizada por Visit Norway. Como siempre todas las opiniones vertidas en este blog son 100% nuestras. •
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