El árbol Garoé y una tarde de playa (de arena roja) en El Hierro
Hacer un viaje por El Hierro es hacerlo a los confines del Atlántico, una isla remota y pequeña donde es imperativo pasar unos días de agradable tranquilidad, de hecho se dice que es la isla de la tranquila diferencia. Y es que a El Hierro se llega en busca de relax, de rica gastronomía, de lugares sagrados como el árbol Garoé, de auténticas piscinas naturales y de uno de los fondos marinos más espectaculares si te va eso del buceo.
La isla de El Hierro, al igual las otras islas Canarias de mayor relieve, es una isla de microclimas debido a su peculiar orografía (hay quien las llama “islas continente” en tanto que es posible disfrutar de las 4 estaciones del año en un solo día y todo ello sin necesidad de moverte más que unos pocos kilómetros).
Los vientos Alisios son caprichosos. Puedes encontrar la zona norte con una clima otoñal y la zona sur con uno más propio de la primavera. De esta manera al visitar El Hierro no está de más llevar en el coche ropa de baño y de abrigo, seguro que en algún momento del día la necesitarás.
Teníamos un esbozo de ruta para 3 o 4 días en El Hierro que finalmente quedó sin alterar (cosa rara en nosotros). De esta manera, para nuestro segundo día en la isla, habíamos planeado disfrutar de algunas de las piscinas naturales más conocidas de la isla junto con uno de sus emblemas vegetales (estaba claro, pasaríamos de la bruma al sol).
El árbol Garoé, símbolo sagrado de los Bimbaches
Localizado al norte de la isla, lugar donde más frecuente es la presencia de los vientos Alisios, encontramos el símbolo de los bimbaches (habitantes prehispánicos), el árbol Garoé. Esta especie vegetal está rodeada de cuentos, de leyendas, sin embargo, lo que se sabe a ciencia cierta es que El Hierro siempre ha sido una isla con escasez de agua pues no dispone de galerías para la extracción de agua como las hay en Tenerife o la Palma.
Es indudable que los bimbaches vivían también con este problema que, cuenta la leyenda, solucionaron al descubrir entre la frondosa vegetación de la zona central de la isla y a unos 1.000 metros de altitud un árbol del que manaba agua.
Obviamente, para los aborígenes este árbol era motivo de veneración, por ello lo consideraban como un árbol santo, un árbol mágico sin saber que el agua no brotaba sin más si no que era este quien lo captaba de forma natural gracias al efecto de lluvia horizontal producto de los vientos Alisios que llegaban (y llegan) cargados de humedad del océano Atlántico.
Hoy en día el árbol Garoé posee a escasos metros un centro de interpretación que cuenta todas las historias que rodean esta zona de la isla. La entrada cuesta 1,5€ por persona y no se tarda más de 15 minutos en visitarlo todo. El centro de interpretación abre todos los días de 10:00 a 18:00 hrs.
Es importante saber que el árbol Garoé que hoy se puede visitar no es el mismo de antaño pues aquel fue derribado por una tormenta en el año 1610. Posteriormente, en 1949 los vecinos del lugar decidieron plantar un nuevo til (Ocotea foetens) en el mismo lugar.
La Restiga y el Mar de las Calmas, el paraíso del buceo
Es común escuchar que El Hierro es un lugar donde disfrutar del aburrimiento. Es una isla donde no existe el reloj, donde se goza de la vida (a su manera al menos). Esto es palpable en el pueblo pesquero de La Restinga situado en la zona sur de la isla.
No te mentiremos, La Restinga son 4 calles y todo lo que tiene que pasar lo hace bien en su paseo marítimo o en su muelle. Pasear por la costa y aprovechar para degustar un buen pescado local acompañado de queso con miel es tu segunda mejor opción.
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La primera y más importante razón para visita La Restinga es el buceo. Descubrir la Reserva Marina del Mar de las Calmas es obligatorio si eres buceador o te quieres iniciar en ese mundo. Pero quizás la zona te resulte familiar pues en 2012 una fotografía del lugar fue imagen del año de la NASA. La foto aérea mostraba el volcán submarino de El Hierro llamado Tagoro.
La erupción subacuática se produjo durante el verano de 2011 a unos 5 kilómetros de distancia de La Restinga, fue todo un acontecimiento en las Islas Canarias pues la anterior erupción había sido el del Teneguía en 1971 (el sendero de Los Canarios a Fuencaliente pasa por este volcán – nosotros lo ascendimos). Por cierto, el volcán de El Hierro nunca llegó a salir a la superficie, se quedó a 88 metros de profundidad por lo que ni siquiera buceando podríamos llegar en estos momentos.
La cala de Tacorón y su playa de arena roja
Muy cerca de La Restinga se encuentra un lugar llamado Tacorón. Si bien fuimos a la zona llamados por una pequeña cala y su cercana playa de arena roja es impresionante los volcanes y los campos de lavas históricas que atravesamos antes de llegar. Nos recuerda como de feroz es la naturaleza.
Como contraste a tanto volcán la costa de Tacorón luce magnífica desde las alturas. El contraste de los diferentes colores es visualmente atractivo a más no poder. Una brusca costa de lavas de color pardo, el azul y el verde del mar, el rojo de la arena por otra parte … ¿no te parece maravilloso?
Las piscinas naturales de El Hierro son una idea magnífica, especialmente en verano. La accidentada orografía de las islas convierte las costas en lugares complicados a los que acceder y no muy seguros para el baño, sin embargo, en El Hierro se han adaptado de forma magnífica a este “impedimento” creando pequeños charcos y piscinas naturales.
La máxima de que no hay problemas si no soluciones queda reflejado a la perfección en la isla. Pero si eres más de playa, a nosotros nos encantan, El Hierro tiene algunas que son realmente curiosas. Claro ejemplo es la playa de Tacorón.
Esta playa tiene arena de color ROJO y es accesible a pie (no sin cierta dificultad pues el sendero es complicado). Lo mejor es hacer coincidir la visita con la bajamar pues la playa tiene poco menos de 10 metros de ancho. La playa es salvaje y bonita a partes iguales.
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